La puesta en escena para la presentación del nuevo libro del presidente argentino, Javier Milei, se cuidó hasta el último detalle. Él no es un presidente normal, ha dejado una imagen para la historia, llena de simbolismo e irreverencia. La liturgia política es decisiva para la consagración democrática del poder político. Discurso, escenario y montaje, todo tiene un significado doble: lo que se ve y lo que representa. Lo evidente y lo intangible.
Milei asimiló hace tiempo la fuerza transformadora de las palabras. Su discurso es señal y exhibición de un fenómeno político y social capaz de movilizar a millones de personas, ya no solo en Argentina, sino en el mundo entero.
El Luna Park está cargado de misticismo e historia. Este tradicional estudio cubierto de Buenos Aires ha sido testigo de las voces de Pavarotti y Sinatra, las excentricidades de Charlie García, el funeral de Gardel y hasta la boda de Diego Armando Maradona. La motivación para asistir al evento seguramente es poder decir «yo estuve allí». Aunque después de un tiempo, muchos recuerden apenas parte del discurso de Milei, eso no será necesario para que no olviden nunca aquel momento. ¿Cuántos líderes en el mundo son capaces de generar tal emoción con una propuesta política de tal magnitud?
La iluminación generó un efecto simple y poderoso, una mística cívica de luz y sombra para resaltar al protagonista de la noche. Esta articulación metafórica del poder —y su relato— se relacionan con la sofisticada re elaboración de la tradición y la incorporación de detalles y cambios que buscan lo memorable: rock, teoría económica y política. Milei tiene claro que la fuerza de su poder reside, también, en la lucha cultural.
El Presidente argentino cierra esta jornada irrepetible apareciendo en la portada la famosa revista TIME. Su capacidad de conectar con los más jóvenes lo han convertido en un verdadero rockstar. Ya el tiempo sabrá juzgar si solo fue un espectáculo, o en verdad logrará transformar la Argentina con su plan radical.
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