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AÑO NUEVO, PROPÓSITOS NUEVOS ¿LOS PODEMOS CUMPLIR TODOS?

Dejar de fumar, ir al gimnasio, conseguir otro trabajo, mejorar la alimentación, viajar o enamorarse. Todas son buenas intenciones para empezar el año, pero la mayoría terminan por diluirse en el tiempo. Según una encuesta de OnePoll, seis de cada diez personas nunca logran cumplir sus propósitos de año nuevo. ¿Cuál es el problema entonces? ¿Nos marcamos metas demasiado complicadas o es falta voluntad para salir de la zona de confort?

 

La primera hipótesis es que quizá nos marcamos propósitos que se enfocan en la triada mágica: salud, dinero y amor. En lugar de asumir metas que somos capaces de alcanzar, nos planteamos objetivos difíciles alcanzar por sí mismos, poco medibles y que requieren un cambio de acción radical, que la mayoría, no estamos preparados para asumir.

 

Por eso, los estudiosos del comportamiento recomiendan no solo definir propósitos, sino también un plan de acción y seguimiento que garantice que, pasados los primeros meses del año, siga siendo una realidad alcanzable.

¿Será acaso que estamos confundiendo propósito con deseo? Cuando realizamos una lista de metas, no nos centramos en aquello que queremos mejorar o priorizar para el nuevo sino, sino lo que deseamos en un mundo ideal. El problema es que los deseos son traicioneros y, muchas veces, imposibles de asumir: no podemos hacer más deporte, dejar de fumar, salir más con los amigos, buscar el amor y pasar más tiempo con la familia al mismo tiempo. Ser realistas es la única salida para asumir objetivos que mejoren nuestra calidad de vida.

 

Recuerda entonces, no solo define un propósito, sino también delimita un plan de acción. Luego, entra la cuestión de las expectativas: los propósitos de año nuevo se plantean a largo plazo, sin embargo, buscamos resultados inmediatos. Para eso, escribir las metas, delimitar objetivos realistas, establecer fechas, seguir el plan, anotar progresos y compartirlos con alguien pude ayudar a garantizar el cumplimiento de lo trazado.

 

Debemos entender que siempre habrá limitaciones para los propósitos que puedan depender de la voluntad, es decir, todos. En esta sociedad en que la exigencia personal es cada vez más demandante, los propósitos de año nuevo pueden ser otra fuente de frustración. Por ello, convertir en un plan realista de mejora lo que ha sido durante años una lista de simples deseos puede no ser solo una forma de alcanzar más objetivos, sino de encontrar un equilibrio entre lo que queremos, podemos y lo que haremos a lo largo del año.

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